Las personas mayores de 65 años superan actualmente el 17 % de la población española. Esta casi quinta parte de la población (17%) consume casi un tercio del total de medicamentos (30 %). El consumo diario medio por anciano oscila de 2 a 3 medicamentos con receta (la mayoría corresponde a tratamientos crónicos), y si se tiene en cuenta además la automedicación, el consumo asciende a más de 5 medicamentos diarios.

Distintos trabajos indican que entre un tercio y la mitad de los ancianos tratados no cumplen la prescripción. El paciente, aunque sea mayor, es una persona que toma decisiones autónomas y con el cual el médico debe establecer una alianza para mejorar la efectividad de los tratamientos farmacológicos. Más que cumplimiento, deberíamos hablar de adherencia al tratamiento. Y aquí entra en juego el médico, que debe responsabilizarse de crear un contexto (informando sobre la importancia y los objetivos del tratamiento y sobre los conocimientos que se tienen de la enfermedad) que permita al paciente entender mejor su problema de salud, las consecuencias de seguir un tratamiento y en última instancia, mejore la efectividad de los tratamientos.